2007
Fragilidad y fortaleza

Fragilidad y fortaleza | Ekaterina Afanasiev

La exaltación de lo femenino en el arte no es un tema nuevo. A su rescate han acudido pintores y escultores para celebrar, sobre todo, su cuerpo de mujer, sus fetiches, sus encarnaciones cotidianas, sus enigmas, la subordinación y la resistencia

El carácter o la condición de lo femenino sólo se define como contraste, en oposición al ideal masculino dominador/sumisa, agresivo/pasiva, competitivo/solidaria, visible/invisible, visual/oral; aunque siempre inestable, siempre por hacer, en constante cambio y transformación, relegado al ámbito de lo privado, lo íntimo o lo cotidiano.

También ha estado asociado al imaginario materno, a su condición de abrirse al otro, de dejarse atravesar por el otro, de contener o albergar al otro: cuerpo cóncavo, interno, donde lo táctil predomina sobre lo visual. El tacto no establece distancias, como la vista, y aproxima al otro haciendo difusos los límites, los contornos y la propia individualidad. .

En esta tradición se inscribe el trabajo de Elsa Esté, aunque despojado de toda intención moralizante y aleccionadora, representando sólo su propia mirada crítica sobre el rol impuesto a lo femenino, sobre todo el confinamiento a la intimidad y lo cotidiano. Tazas, cafeteras, cubiertos, listas de bodas, juegos de té y mesas para merendar son todos objetos puestos en escena con ironía y sentido del humor, despojados de su función utilitaria mediante la construcción de piezas de gran tamaño, caricaturizándolas, bidimensionalizándolas hasta comprometer su equilibrio y su invulnerabilidad, en tanto se lo permite la resistencia del material.

Ahora el encuentro con el papel cerámico le ha permitido llevar a su máxima expresión este achatamiento del objeto que expresa el contraste entre la resistencia del barro expuesto al fuego y la fragilidad como manifestaciones del ser femenino. Incorporando el hierro, los tornillos y la cabilla estriada, Elsa subraya el contraste entre la resistencia, la dureza, la invulnerabilidad, y la fragilidad, la vulnerabilidad de lo femenino. Utilizando el hierro como instrumento de penetración que otorga unidad o globalidad a elementos fragmentarios, la artista reúne lo frágil y lo fuerte como partes insoslayables de lo femenino. Con este mismo gesto de alquimista, Elsa le devuelve tridimensionalidad  al objeto, abandonando, en contraste, el figurativismo de sus primeras obras, y alcanzando con el recurso al elemento abstracto y geométrico una sublimación, el locus de lo femenino como síntesis de la fragilidad y la fortaleza.

Ekaterina Afanasiev, Caracas abril 2007